jueves, 6 de julio de 2017

ERRORES AL VENDER PISO

Valorar una vivienda puede resultar fácil a simple vista. Consultar un par de informes de precios por aquí, tomarle el pulso a la oferta en venta en el barrio por acá… Sin embargo, existen una serie de matices emocionales que nos desvían del buen criterio. Si está pensando en sacar su casa al mercado, les ponemos sobre aviso de los errores que no debe cometer:

1. Vivir en el pasado: Es perfectamente normal que se quiera obtener un beneficio cuando se vende una vivienda, pero no podemos perder de vista la situación actual del mercado. Si se adquirió la casa en pleno boom, hay que asumir que no se va a vender por encima del precio que se compró, sino muy por debajo, dependiendo de dónde esté situada la vivienda y de sus calidades.
2. Planes de futuro: Otro de los motivos que hacen que se ponga un precio inadecuado son las propias necesidades del propietario. Además de las deudas que se tenga pensado liquidar con lo que se gane, también es común fijar un precio atendiendo al coste de la nueva vivienda que se quiere adquirir. Se corre el riesgo de que la vivienda en venta se queme en el mercado y tener que simultanear dos hipotecas.

3. Valor sentimental: El factor subjetivo es uno de los grandes obstáculos a la hora de poner un precio de venta. Es muy probable que, después de haber vivido varios años en una casa, se la otorgue un valor muy por encima de la realidad. Estas expectativas de revaloración basadas en la experiencia propia podrían dar como resultado un sobreprecio que dista mucho de lo puramente objetivo.
4. El efecto «vecino»: Quizá se haya enterado de que un vecino del edificio en el que se sitúa la casa que quieres vender ha logrado cerrar la operación por un precio equis y quieras igualarlo o, incluso, superarlo. Aunque las viviendas estén en la misma finca, la altura y la orientación son factores diferenciadores, así como las reformas que haya podido realizar ese vecino con suerte.
5. Ayuda profesional: La abundante información disponible da la falsa idea de que cualquiera es capaz de ponerle precio a una vivienda sin equivocarse. Desestimar por norma la capacidad de los agentes de intermediación nos deja solos ante la difícil tarea de estimar una valoración ajustada a los tiempos que corren, pero también de defenderla durante la negociación.