martes, 7 de enero de 2020

VIVIENDA INVIDENTE


Minimizar riesgos y garantizar la seguridad son las prioridades básicas a la hora de adaptar un hogar para personas invidentes. Desde el portal de la calle al cuarto de baño, existen varios tipos de medidas para poder tener una vida más fácil dentro de casa. Repasamos algunas de ellas.




   En primer lugar hay que hacer un estudio pormenorizado de la vivienda y sus accesos para conseguir así un optimo resultado de los trabajos a realizar. Se realizará una evaluación de la vivienda y el programa de necesidades del o los usuarios, en cuanto al diseño en viviendas de nueva construcción no habrá problemas de ubicaciones, ya que el aprendizaje será totalmente nuevo para los usuarios, en cambio en obras de reforma, hay que evitar cambios drásticos ya que dicho aprendizaje ya esta preconcebido y la memoria cognitiva al modificarla produciría un estrés al usuario que no sera agradable al menos, durante los primeros días de uso.

Timbres y buzones
   Identificar el timbre de la calle es casi misión imposible sin una referencia visual. En estos casos hace falta que, el primer día, alguien te indique dónde están y cuál es al que quieres llamar. Luego, si son de botón o de marcación numérica, no tengo problema. Lo complicado es cuando son teclados táctiles. Lo mismo sucede con el buzón, porque no suelen tener indicaciones en relieve para distinguirlos.


El ascensor ideal
   Existen algunos modelos de ascensores perfectamente adaptados para personas ciegas: con botones en braille y locución que indica no solo la apertura y el cierre de puertas sino el número de planta por el que se pasa. “Así, si te quedas encerrado, puedes indicar dónde estás”, indica Palomares. Sin embargo, estos ascensores son poco frecuentes. La mayoría sí que incluyen el número del piso en braille o con números y letras en relieve. El problema, de nuevo, llega con las pantallas táctiles, imposibles de manipular. 


Rellanos y escaleras
   A diferencia de los edificios públicos, los bloques residenciales no incluyen ninguna información para que las personas invidentes puedan localizar dónde están las escaleras y el ascensor. Las escaleras con espacio hueco debajo pueden ser un peligro y hay que poner algún elemento –una maceta grande, por ejemplo– para evitar golpes. Las barandillas a veces no llegan hasta el final y no hay indicación de cuántos tramos de escalones hay de un piso a otro.


Colores y contrastes para personas con baja visión.
   Otro punto importante, en este caso para las personas con visión parcial o baja visión, es tener en cuenta los colores y los contrastes: que se pueda distinguir la pared de la puerta, los pomos y tiradores, la situación de los timbres y los interruptores de la luz en los rellanos, el zócalo que marca dónde acaba la pared y empieza el suelo, y evitar materiales brillantes que puedan deslumbrar. Estos criterios valen tanto para dentro como para fuera de la vivienda. En las nuevas edificaciones vemos una tendencia a hacerlo todo del mismo color. Distinguir una puerta, que no solía ser un problema para personas con visión parcial, ahora lo es con la tendencia a lacarlo todo en blanco.


El orden es primordial
   Ya dentro de la vivienda es importante mantener un orden estricto y dejar las cosas siempre exactamente en el mismo sitio. Las personas ciegas recurren a la memoria postural y muscular. Si el cepillo de dientes, por ejemplo, suele estar en determinada posición de una repisa, siempre se hace el mismo gesto para cogerlo. Pero si se ha colocado unos centímetros más allá, será difícil encontrarlo.


Fuera riesgos
   Los obstáculos deben ser mínimos. Por eso se aconseja tener los muebles siempre pegados a las paredes, no en medio de las habitaciones. Los cantos deben ser redondeados, para que en caso de golpes el daño sea menor. Las puertas y ventanas deben estar siempre cerradas o abiertas del todo, para evitar tropiezos indeseados. Las alfombras pueden ayudar a situarse, pero es fundamental que incluyan elementos antideslizantes para que no se muevan.


Enchufes y puntos de luz
   Un cable suelto es un peligro. Para evitarlos, debe haber enchufes e interruptores allá donde hacen falta: junto a la cama y al lado de las puertas, en diversos puntos del salón y la cocina, etc. Para las personas con baja visión es muy importante contar con puntos de luz suficientes y que creen pocas sombras, y también que haya persianas que les permitan regular la luminosidad de una estancia.


Suelos antideslizantes
   Un elemento importante, en el baño y en la cocina, es que el suelo sea antideslizante, tanto en seco como en mojado. Si ha caído un poco de agua no se darán cuenta. Es fundamental tener la seguridad de que no se va a resbalar nadie. Los cantos redondeados y lavabos e inodoros pegados a la pared, sin huecos detrás, son también factores importantes. Para las personas con baja visión, hay que evitar los azulejos brillantes y los elementos metálicos que puedan reflejar destellos de luz. Para garantizar el orden, se aconseja que cada persona tenga sus cosas en un mismo cajón o estante, y dejarlo todo siempre en el mismo sitio.

   Otro punto importante, pero que no se cumple en la mayoría de las viviendas, es que la puerta del baño se abra hacia fuera. Es un espacio pequeño, y en caso de caída puede que la persona bloquee la puerta y no se pueda abrir desde fuera. Es una cuestión de seguridad ya no para personas invidentes, en general.


La cocina: seguridad ante todo
   Además de las indicaciones de contraste de colores entre los diversos elementos –puertas, encimera, fregadero…– para las personas de baja visión, y de tener suelos antideslizantes, las cocinas de las personas invidentes deben contar con diversos sistemas de seguridad: sensores de humo, de escapes de agua y de gas con alarmas acústicas. A la hora de cocinar, la mejor opción es la inducción, porque no emite calor sin recipiente encima, con lo que disminuye el riesgo de quemaduras.

   El problema fundamental, tanto en este caso como en la mayoría de electrodomésticos, es que cada vez más su manejo es con menús de tipo táctil. Optamos, cuando es posible, por aquellos modelos con sistema antiguo, de rueda. En los microondas, por ejemplo, si no son así no pueden usarse de manera autónoma. Existen algunas adaptaciones que se pueden aplicar sobre los mandos táctiles, pero no funcionan para todas las marcas ni para todas las funciones. En algunos casos incluso existen versiones adaptadas, como en el caso de un robot de cocina que verbaliza lo que aparece en pantalla, pero tampoco incluye todas las opciones.

Domótica: puede ayudar, pero no siempre
   La domótica y los asistentes de voz pueden ayudar en algunos casos, pero todavía no funcionan lo suficientemente bien como para ser una alternativa real. Hay que pensar que no todo el mundo maneja un móvil o tiene internet en casa. Además, las aplicaciones muchas veces no son 100% accesibles, o lo son de entrada y dejan de serlo en las siguientes actualizaciones, con lo que necesitas ayuda para configurarlas. Estas opciones son bienvenidas, pero siempre que incluyan también la posibilidad de manejar las cosas de manera manual. Lo ideal sería que todo fuera accesible para todos.